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Rafael Torres Fernández

Las letras capitales


Rosario Castellanos y Octavio Paz. Letras que dicen "Ah, sería preferible morir. Pero yo sé que para mí no hay muerte. Porque el dolor —¿y qué otra cosa soy más que dolor?— me ha hecho eterna."
Rosario Castellanos y Octavio Paz. León Joven e IMUVI León. Sin datos

Las dos figuras de mayor importancia en las letras mexicanas son Rosario Castellanos y Octavio Paz debido al gran alcance de sus obras y su gran difusión durante la segunda mitad del siglo XX. Autor y autora reflejan rasgos estéticos y particularidades similares en su obra lírica, replanteamientos temáticos, reflexiones acerca de la tradición y la identidad, además de plantear en sus poemas algunos problemas de versificación.

Algo característico en sus obras es el reflejo cultural, político y social en el México del siglo XX, no solamente en poesía, sino también en su producción como prosistas. Suelen romper estéticamente con las normas convencionales de rima y métrica, principalmente, para dar paso al verso libre. En poemas como “Lamentación de Dido” de Castellanos o “El cántaro roto” de Paz, muestran una versificación irregular, en algunos momentos parecen más cercanos a una prosa poética porque algunos versos superan las catorce sílabas de un verso alejandrino, y otros permanecen dentro del rango estandarizado en la tradición lírica hispana.


En cuestiones temáticas, Rosario Castellanos utiliza materia de la tradición clásica grecolatina para reescribir los mitos desde la visión de las heroínas. Tal es el caso de la ya mencionada “Lamentación de Dido” y “Testamento de Hécuba”. Esta visión añadida permite vislumbrar la visión consciente de la feminidad en un mundo donde la otredad se construye a partir de un pensamiento misógino y heteropatriarcal, pensamiento que limita el discurso de la mujer a partir de su propia voz.

Tal es el relato de mis hechos. Dido mi nombre. Destinos como el mío se han pronunciado desde la Antigüedad con palabras hermosas y nobilísimas. Mi cifra se grabó en la corteza del árbol enorme de las tradiciones. [15] Y cada primavera, cuando el árbol retoña, es mi espíritu, no el viento sin historia, es mi espíritu el que estremece y el que hace cantar su follaje (Castellanos, 2014, p. 55).

En estas reescrituras, Castellanos presenta, mediante un diálogo entre lo clásico y su contemporaneidad, heroínas juiciosas y conscientes de su condición como mujeres antagonizadas por la normatividad impuesta por autores como Eurípides, Virgilio y Ovidio. En estos textos se puede ver un pensamiento feminista desarrollado, pues en estos poemas, Castellanos logra hacer visible la voz de las mujeres escrita por una mujer.


El tema de la otredad —principalmente la situación de la mujer y las comunidades indígenas— toma igual fuerza en sus novelas Balún Canán (1957), Oficio de tinieblas (1962) y Rito de iniciación (1997), donde Castellanos misma refleja los problemas sociopolíticos, culturales y económicos de acuerdo con su propia cosmovisión y experiencia de vida en Chiapas. Expone la condición femenina e indígena con una gran capacidad irónica al poner en duda el deber y el ser contra el querer. Estos temas recurrentes en su obra le permitieron una gran difusión en su momento, pues la recepción se dirigía específicamente a los lectores mexicanos reales, al pueblo, no solamente a las élites intelectuales.


En el caso de Octavio Paz, los temas tratados en su producción literaria también rozan entre lo filosófico y la exposición sociocultural mexicana. “Piedra de sol”, uno de sus poemas más importantes, y El laberinto de la soledad (1950), su obra ensayística más relevante, presentan aspectos tocantes a la cultura mexicana. “Piedra de sol” presenta una alegoría compleja desde su estructura en anillo, es decir, el inicio y el final se conectan mediante la repetición de los primeros seis versos al final del poema. Con ello fortifica el sentido efímero del momento y el carácter cíclico de la vida mediante una alegoría del calendario solar azteca. La alegoría se encuentra en la forma circular del calendario y el hecho de contar con representaciones del movimiento, tanto en los símbolos tallados en la piedra, como en bastantes imágenes creadas por Paz en el poema. Por ejemplo:


Un sauce de cristal, un chopo de agua, un alto surtidor que el viento arquea, un árbol bien plantado mas danzante, un caminar de río que se curva, [5] avanza, retrocede, da un rodeo y llega siempre:       un caminar tranquilo de estrella o primavera sin premura… (Paz, 1998, p. 101).

Las imágenes creadas por Octavio Paz suelen ser dinámicas. El movimiento se convierte en un elemento frecuente en su producción lírica, lo cual permite que la estructura cíclica en “Piedra de sol” pueda reafirmar temas y motivos tradicionales de la cultura azteca y su relación con la cotidianidad y realidad mexicana.


Por su parte, en El laberinto de la soledad (1950), propone una mirada directa a la cultura mexicana con ensayos como “El pachuco y otros extremos”, “Máscaras mexicanas”, “Todos santos, día de muertos” o “Los hijos de la Malinche”. Aquí, Octavio Paz refleja la esencia de la individualidad mexicana y su tendencia a expresar su tradición. Al igual que Castellanos, Paz toma la tradición como punto de partida para captar la atención, no solamente del mexicano real, sino de los intelectuales a nivel internacional, pues, al llegar a ser considerado como una figura de autoridad cultural en México, él mismo impulsa la difusión de su obra.


Otro aspecto importante en la producción literaria de Paz fue la denuncia política. Entre sus poemas se encuentran obras de denuncia contra la Guerra Civil Española, como “No pasaran” y “Oda a España” y también contra sucesos como la masacre de estudiantes en Tlatelolco del 68. “México: Olimpiada de 1968” muestra los sentimientos de dolor, indignación, rabia e impotencia predominantes en el pueblo mexicano ante la insensibilidad gubernamental en su intento de invisibilizar un suceso tan violento con tal de mantener una buena imagen ante el mundo por motivo de las Olimpiadas de ese año.

La importancia de Rosario Castellanos y Octavio Paz en las letras mexicanas radica en la manera en que retrataron y dieron visibilidad a nivel internacional de la cultura, las tradiciones, los problemas y el pensamiento mexicano del siglo XX en sus textos.




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